¿Por qué se le llama trastorno
bipolar y no maniaco-depresivo?
¿Por qué coincide el cambio de
nombre con el aumento de su incidencia?
Ahora todo el mundo lo conoce
y lo nombra como si estuviesen familiarizados con él, es decir forma parte de
nuestra manera de vivir, y todos podemos reconocernos y encajar con los puntos
que lo definen. Ahora es un trastorno moderno.
El discurso, desde la crisis
económica por este capitalismo exacerbado que nos convierte en esclavos, nos
conmina a estar animados, entusiasmados, a ser esclavos entusiasmados por
obtener trabajos que son porquería, y así del entusiasmo obligado a la
obligación de estar comunicados, inmersos en este discurso, ya somos mayoría
los que encajamos con los índices de la bipolaridad, puesto que no olvidemos
que después viene la caída y el agotamiento.
El psicoanalista Darian Leader
explica el auge de la bipolaridad como una cuestión de marketing de las
farmacéuticas, quienes ante el vencimiento de las patentes de antidepresivos,
decidieron poner el capital en este trastorno, y así fármacos antiepilépticos
tradicionales contaban ahora con nuevas patentes para tratar la bipolaridad.