SESIÓN 2 Georges
Didi-Huberman, director de estudios en l’Ecole des Hautes Études en Sciences
Sociales
Seminario: Sublevaciones (Soulèvements)
SESIÓN 2 --Segunda
parte-- (Apuntes
traducidos de esta sesión)
Con respecto a la gestualidad cita
dos autores, Alain Badiou y Giorgio Agamben. Respecto al primero, en su para
una política no expresiva, nos aclara que hemos de tener en cuenta que el
estructuralismo francés ha rechazado y retirado cuestiones como imágenes,
expresión, gestos, que han tenido mala prensa, solo Gilles Deleuze las mantuvo
e hizo cosas maravillosas. Agamben ha querido acordar al gesto humano una
dimensión política integral, así dice que la política es la esfera del puro
medio de la gestualidad absoluta, integral, de los hombres. Reconoce en la
gestualidad un contenido político fundamental. Sin embargo, el autor del
seminario no está de acuerdo con el inicio de su texto donde dice “la burguesía
ha perdido sus gestos”, y si no lo está es porque los gestos no se pueden
perder, gestos que hacemos sin darnos cuenta, no se pierden los gestos ni la
experiencia, como no se pierden nuestros deseos, eso supondría poseerlos y es
al revés, son los deseos quienes no poseen a nosotros, somo nosotros los
poseídos.
Los gestos se transmiten a pesar nuestro y a pesar de todo, son el
duende que nos monta desde dentro, como el gesto de levantar los brazos, que ya
vimos en la sesión 1, apareciendo en cuadro F. Goya cuando la resistencia de
los españoles a la invasión francesa, con Eisenstein los huelguistas en el
Acorazado Potenkim, en los Panteras Negras de USA, cuando el cambio de régimen
de Rumanía. La gente desesperada levanta los brazos en alto. Es la
supervivencia de los gestos a lo largo del tiempo, en épocas distintas.
Y con esto vuelve a Warburg y su
pathos formal, como la manera visual y temporal de interrogar el inconsciente
en acto, en esta danza infinita de movimientos expresivos. Busca establecer una
cartografía de cantos y otros que vehiculan lo popular, por los cuales nuestros
gestos toman una figura.
Hay una polaridad fundamental en la
dialéctica psíquica y corporal, así abatimiento y sublevación. Warburg expresa
una polaridad, que le afecta personalmente, la manía-melancolía, y más
preocupado por el abatimiento. En su Atlas Mnemosine vemos en diferentes de sus
clases la postración, la lamentación, personas incapaces de salir de sus
celdas, el pathos del anonadamiento, perdedores, masacres, personas que se
desploman. Hay también pequeños momentos de gestos fundamentales, muestras de
fervor popular, como los ejecutorios carnavalescos, vencedores, movimientos
hacia arriba, hacia el ideal, de alguna manera divinizados. No hay apenas
sublevación política quizá porque él tenía mucho miedo a ese gesto, por la
temible profundidad de la pulsión y de las venadas de la razón. Aunque no hay
imagen de lucha social y política, él ha dado pruebas de una lucidez
extraordinaria, ha comprendido que debemos considerar la historia de la
cultura, en sentido antropológico, como una tragedia en un inmenso campo de
conflictos.
Conviene señalar en Warburg, como en
Nietzsche y en Freud, su extraordinaria capacidad de pensar dando la vuelta a
los valores, de su inversión. En el cuadro de Botticelli “La primavera”, señala
como algo que parece tan inocente deviene luego otra cosa.
Se trata ahí de deseo y violencia, el
encanto del cuadro se polariza sobre la dialéctica del deseo, donde la cuestión
de la violencia está omnipresente. En ese lado derecho vemos una persecución
erótica, una violación de hecho. La ninfa de Walburg, como la Gradiva de Freud,
transportan una función crítica, filosófica, teórica, metodológica, capaz de
invertir todos los valores en la imagen, en el gesto.
Warburg sabía bien que una cosa llama
a la contraria, tenía verdaderamente un pensamiento dialéctico. En el mismo
tipo de gesto tenemos posibilidad de invertir, inversión física incluso, si
mantenemos la misma significación general. Así las caricias son eróticas, pero
pueden devenir violentas, inversiones aun siendo la forma la misma. Él se
interesaba en la inversión energética del abatimiento, del pathos del dolor.
Había descubierto que las representaciones de la energía, combate, lucha,
alegría, violencia, fuerza física, todo lo que hace la vida conflictiva, los
artistas del Renacimiento lo figuraban con su trabajo en los sarcófagos y
objetos funerarios, figuran esta forma de la vida y manifiestan los movimientos
de vida. Vemos una inversión en esta función duelo y deseo.
En la última plancha testamentaria en
la que trabajaba antes de morir, hay algo remarcable, poniendo imágenes unas al
lado de otras, como una especie de montaje, crea un destino, una especie de predicción
sacada de una arqueología. En la imagen del trono de San Pedro su reflexión
gira en torno a la cuestión ¿qué es un poder teocrático?, pero en la diagonal
de la plancha hay otro trono, otro poder a interrogar, el de Mussolini y los
fascistas, de este modo uno se da cuenta que designa la historia del antisemitismo
occidental desde la Edad Media. Todo ello desemboca en que no se puede hacer
historia del arte y de la cultura, si en el fondo no hay una política del espíritu,
de la mente.
Los verdaderos herederos y discípulos
de Warburg, a pesar de que toda su biblioteca fue a Inglaterra, son
historiadores alemanes, empezando por Martin Warnke, quien reconstruyó en el
mismo edificio original en Alemania, una especie de museo muy interesante. En
el piso de entrada emiten un documental integral sobre el destino de los
historiadores de arte alemanes que habían sufrido el nazismo, destinos
terribles. En el piso de arriba ha constituido una biblioteca solo dedicada a
la iconología política, siguiendo justamente las últimas lecciones de Warburg
sobre qué son los gestos políticos, las imágenes de propaganda, o sea una
iconografía política. Martin ha estudiado los periodos donde se destruyen las
imágenes, pensar que la historia del arte se basa en lo que queda, y en el
papel de las imágenes en los conflictos políticos.
Didi-Huberman nombra unos cuantos, de
estos historiadores alemanes, y lo que
han investigado, así tenemos, estudios sobre la imaginería y propaganda
política en los periodos revolucionarios; la iconografía de cómo representar
imágenes de multitudes, de masas; la estrategia visual sobre quien ha provocado
una sublevación, de quien ha construido una teoría de la soberanía política, teoría
del acto icónico; dinámica de volver sensible la sublevación, real o imaginaria;
la historia visual de los pueblos…
------------Final de la segunda parte
de la sesión 2----------