viernes, 19 de septiembre de 2014

SEMINARIO DE LECTURA Y DE ESTUDIO



SEMINARIO DE LECTURA Y DE ESTUDIO
Estudio y lectura del Seminario XI de J. Lacan:

Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis




Los cuatro conceptos fundamentales, principio y cimiento de la estructura subjetiva,  raíz y razón del psicoanálisis, que estudiaremos en este seminario son:
Inconsciente, Repetición, Transferencia y Pulsión.
Se trata de definirlos y articularlos.




                                                                                                        
   
A cargo de ROSA NAVARRO FERNÁNDEZ  Médico Psicoanalista

Coordinadora de la Red de asistencia PSI Umbral-Tarraco, a cargo de las entrevistas de derivación en Reus y de la supervisión clínica en grupo.

 


Cada reunión será de 2 horas de duración, viernes 9 a 11h, cada 3 semanas aproximadamente. 
-los miembros de Umbral 20€
-los no miembros 30€

Interesados llamar al 977 322 836



INTERESADOS LLAMAR A T. 977 322 836

                                                                                                                

viernes, 5 de septiembre de 2014

SEMINARIO LA ANGUSTIA



CAPÍTULO XVIII
La voz de Yahvé

Añade dos formas más del objeto a de los planteados por Freud, oral, anal, fálico, como son el ojo (pulsión escópica) y la oreja (pulsión vocal). Lo que une a todos estos objetos, lo común es la fundación del sujeto en el Otro por la vía del significante y el advenimiento en ella de un resto alrededor del cual gira el drama del deseo, drama que quedaría opaco si la angustia no estuviese ahí para permitirnos revelar su sentido.
Debido al uso analógico del símbolo va a tomar un artículo de Reik ( Lo ritual, psicoanálisis de los ritos religiosos) y el objeto ritual, Shofar, que le servirá para sustanciar la función del a en este nivel, que permitirá revelar la función de sustentación que liga el deseo y la angustia. Este objeto es un cuerno que emite un sonido.


Recorriendo este artículo la función de este cuerno es la celebración del diálogo, pacto y alianza con Dios, Reik concluye que es la voz misma de Yahvé.
Con respecto a esta forma de a  conviene despejarla del significante articulado y acercarla al significante emitido, es decir a la emisión vocal, es esta dimensión lo que interesa. Lo que nos interesa es saber dónde se inserta este objeto, la voz, como separado, en qué dominio enlazarlo en la referencia al Otro y a los estadíos de emergencia e progresiva instauración por el sujeto de ese campo que es el Otro del sujeto.
Para ello retornará primero al nivel del ojo que es el del espacio.
La base de la función del deseo es este objeto a central, en tanto que está separado, siempre elidido, en otra parte que ahí dónde soporta el deseo y por tanto en relación profunda con él. Este carácter de elusión en ninguna parte es más manifiesto que a nivel de la función del ojo. Es por esto que el fantasma, soporte satisfactorio del deseo, está siempre marcado por su parentesco con los modelos visuales donde por lo común funciona y da el tono de nuestra vida deseante.
En ese espacio nada parece estar separado. El espacio tiene una cierta relación con el ojo, a este cuerpo el espacio está suspendido. Lacan vuelve así a decirnos que la forma i(a), mi imagen, mi presencia en el Otro es sin resto, no puedo ver lo que ahí yo pierdo, es el sentido del estadio del espejo.


Este esquema funda la función del yo ideal y del Ideal del yo y muestra la relación del sujeto con el Otro cuando domina la relación especular, espejo de Otro mayúscula. Es la imagen i(a) especular el objeto característico del estadio del espejo. Posee la seducción ligada a la función del conocimiento. Es una imagen cerrada, gestáltica, marcada por la predominancia de una buena forma, es lo que tiene de tramposo.
Lo que hay de ilusorio se revela con aportar una mancha en este campo visual para ver dónde se ata la punta del deseo, “suficiente una mancha para hacer función de lunar (grain de beauté)”. Muestra el lugar de a aquí reducida al punto cero aludido anteriormente. Pues más que la forma es la mancha de belleza lo que me mira y es por esto que me atrae, a veces más que la mirada de mi partenaire, pues esa mirada me refleja no es más que mi reflejo, vaho imaginario. Ceguera de la castración siempre elidida a nivel del deseo cuando este está proyectado en la imagen. El blando del ojo del ciego o el ojo inerte de la cosa marina (La dolce vita) es eso por lo que somos mirados y muestra como la angustia emerge en la visión en el lugar del deseo que dirige a. El cero del a es por donde el deseo visual enmascara a veces lo que le falta esencialmente al deseo. El objeto a es lo que falta, no especular no puede3 ser captado en la imagen.
Es decir la relación recíproca de la angustia y del deseo, a este nivel, se presenta bajo el enmascaramiento ligado a las funciones más engañosas de la estructura del deseo. En oposición está la abertura del shofar, del objeto de este otro nivel.
Lo que se deja oír en el shofar siguiendo a Reik es el mugido del toro alcanzado de muerte, crimen original, punto de partida de lo que se prohíbe, imposible de transgredir, lo que constituye el deseo original. Sin embargo es secundario a la relación de este objeto que hace de a, la voz, que trae dimensiones nuevas en la relación del deseo y la angustia.

SEMINARIO LA ANGUSTIA



CAPÍTULO XVII
LA BOCA Y EL OJO

El objeto a funcionando como resto de la dialéctica del sujeto al Otro, completará la lista dada por Freud del objeto parcial, oral, anal y fálico. Ya nos ha planteado que el deseo añadido a la imagen es función de un corte sobrevenido en el campo del ojo.
Lacan nos pone en situación: la angustia es la única que apunta a la verdad de la falta, en ese punto de no coincidencia de la falta con la función del deseo en acto, estructurado por el fantasma y por la vacilación del sujeto en su relación al objeto parcial, que crea la angustia. Así que por eso en cada etapa de la estructuración del deseo debemos localizar el punto de angustia.
Para ello primero vamos a retornar a la oralidad. Hay disyunción entre el lugar de la satisfacción y el de la angustia; hay unión entre el a funcionando como (-ϕ) complejo de castración y el nivel visual o espacial según la cara en que lo encaremos. Y desarrolla la cuestión del nivel de corte en la pulsión oral. Lo importante que plantea respecto a esta cuestión es que la mama, objeto de la pulsión oral, cumple como objeto ambo-receptor, del lado materno es de la madre, del lado del lactante es del niño, de esta manera funciona a nivel del a, ser eso de lo que el niño está separado de manera interna en la esfera de su propia existencia.
¿Dónde está el punto de angustia? Más allá de la esfera que reúne niño y mama, está a nivel de la madre, en el Otro. Punto de angustia que no se confunde con el lugar donde se establece la relación con el objeto del deseo.
Hay dos puntos originales a distinguir, la relación con la mama será estructurante para el sostén en relación al deseo; la mama será después objeto fantasmático. Y el punto de la angustiaen que el sujeto tiene relación con su falta. Este punto no coincidente con la mama es deportado al lugar del Otro, está suspendido a la existencia del organismo de ésta. Recordar: el a es un objeto separado, no del organismo de la madre, sino de aquel del niño. La relación a la falta de la madre se sitúa más allá del lugar en el que se ha jugado la distinción del objeto parcial funcionando en el deseo y donde se asegura el fantasma en su relación al objeto parcial.
Posteriormente Lacan con la cuestión del vampirismo expone el mensaje que nos revela la imagen del vampiro, la posibilidad de la falta en cuanto pone en cuestión la función de la madre. El punto de angustia está a nivel del Otro, del cuerpo de la madre, y es ahí donde lo sentimos. La separtición – no la separación sino la partición en el interior - está ya inscripta a este nivel oral en la estructuración del deseo. El funcionamiento del deseo - es decir del fantasma, de la vacilación que une estrechamente el sujeto al a, es por lo que el sujeto se halla suspendido, identificado a ese resto a – queda siempre elidido, escondido, subyacente a toda relación del sujeto con un objeto cualquiera y es por eso que debemos detectarlo ahí.


En el esquema del jarrón reflejado en el espejo del Otro se halla más acá del espejo.


¿Qué será a nivel del complejo de castración? Es un vuelco del punto del deseo y del lugar de la angustia. La castración en su relación fálica implica la privación del órgano, a este nivel el Otro está evidentemente implicado. Si no hubiera Otro no habría castración.


Lacan hace un recorrido tomando el órgano macho, su tumescencia, su intumescencia y el orgasmo, mostrando que aquí en la cuestión fálica el punto de angustia se halla en una posición inversa a la de la pulsión oral, lo homólogo del punto de angustia orales el orgasmo mismo como experiencia subjetiva, la existencia de la detumescencia implica el lazo del orgasmo con lo que se presenta como corte, separación, desaparición de la función del órgano. Pero aun en esta inversión deseo y punto de angustia no coinciden en ninguno de los dos casos.
Seguidamente tomará la cuestión del ojo objeto parcial, para ordenar deseo, objeto y punto de angustia. El recorrido aquí nos lleva a tratar de descubrir la función excluida del ojo, el elemento de fascinación en la función de la mirada, el fantasma del tercer ojo y el hecho de que aquí el punto de deseo y el de la angustia coinciden pero no se confunden, no solo no se confunden sino que dejan abierto ese y “sin embargo”.
Planteará la cuestión donde puede ser franqueada la barrera del complejo de castración.




Cf. le célèbre haïku de Issa :
露の世は 露の世ながら さりながら
tsuyu no yo wa tsuyu no yo nagara sari nagara
C’est un monde de rosée un monde de rosée pourtant et pourtant