viernes, 5 de septiembre de 2014

SEMINARIO LA ANGUSTIA



CAPÍTULO XVII
LA BOCA Y EL OJO

El objeto a funcionando como resto de la dialéctica del sujeto al Otro, completará la lista dada por Freud del objeto parcial, oral, anal y fálico. Ya nos ha planteado que el deseo añadido a la imagen es función de un corte sobrevenido en el campo del ojo.
Lacan nos pone en situación: la angustia es la única que apunta a la verdad de la falta, en ese punto de no coincidencia de la falta con la función del deseo en acto, estructurado por el fantasma y por la vacilación del sujeto en su relación al objeto parcial, que crea la angustia. Así que por eso en cada etapa de la estructuración del deseo debemos localizar el punto de angustia.
Para ello primero vamos a retornar a la oralidad. Hay disyunción entre el lugar de la satisfacción y el de la angustia; hay unión entre el a funcionando como (-ϕ) complejo de castración y el nivel visual o espacial según la cara en que lo encaremos. Y desarrolla la cuestión del nivel de corte en la pulsión oral. Lo importante que plantea respecto a esta cuestión es que la mama, objeto de la pulsión oral, cumple como objeto ambo-receptor, del lado materno es de la madre, del lado del lactante es del niño, de esta manera funciona a nivel del a, ser eso de lo que el niño está separado de manera interna en la esfera de su propia existencia.
¿Dónde está el punto de angustia? Más allá de la esfera que reúne niño y mama, está a nivel de la madre, en el Otro. Punto de angustia que no se confunde con el lugar donde se establece la relación con el objeto del deseo.
Hay dos puntos originales a distinguir, la relación con la mama será estructurante para el sostén en relación al deseo; la mama será después objeto fantasmático. Y el punto de la angustiaen que el sujeto tiene relación con su falta. Este punto no coincidente con la mama es deportado al lugar del Otro, está suspendido a la existencia del organismo de ésta. Recordar: el a es un objeto separado, no del organismo de la madre, sino de aquel del niño. La relación a la falta de la madre se sitúa más allá del lugar en el que se ha jugado la distinción del objeto parcial funcionando en el deseo y donde se asegura el fantasma en su relación al objeto parcial.
Posteriormente Lacan con la cuestión del vampirismo expone el mensaje que nos revela la imagen del vampiro, la posibilidad de la falta en cuanto pone en cuestión la función de la madre. El punto de angustia está a nivel del Otro, del cuerpo de la madre, y es ahí donde lo sentimos. La separtición – no la separación sino la partición en el interior - está ya inscripta a este nivel oral en la estructuración del deseo. El funcionamiento del deseo - es decir del fantasma, de la vacilación que une estrechamente el sujeto al a, es por lo que el sujeto se halla suspendido, identificado a ese resto a – queda siempre elidido, escondido, subyacente a toda relación del sujeto con un objeto cualquiera y es por eso que debemos detectarlo ahí.


En el esquema del jarrón reflejado en el espejo del Otro se halla más acá del espejo.


¿Qué será a nivel del complejo de castración? Es un vuelco del punto del deseo y del lugar de la angustia. La castración en su relación fálica implica la privación del órgano, a este nivel el Otro está evidentemente implicado. Si no hubiera Otro no habría castración.


Lacan hace un recorrido tomando el órgano macho, su tumescencia, su intumescencia y el orgasmo, mostrando que aquí en la cuestión fálica el punto de angustia se halla en una posición inversa a la de la pulsión oral, lo homólogo del punto de angustia orales el orgasmo mismo como experiencia subjetiva, la existencia de la detumescencia implica el lazo del orgasmo con lo que se presenta como corte, separación, desaparición de la función del órgano. Pero aun en esta inversión deseo y punto de angustia no coinciden en ninguno de los dos casos.
Seguidamente tomará la cuestión del ojo objeto parcial, para ordenar deseo, objeto y punto de angustia. El recorrido aquí nos lleva a tratar de descubrir la función excluida del ojo, el elemento de fascinación en la función de la mirada, el fantasma del tercer ojo y el hecho de que aquí el punto de deseo y el de la angustia coinciden pero no se confunden, no solo no se confunden sino que dejan abierto ese y “sin embargo”.
Planteará la cuestión donde puede ser franqueada la barrera del complejo de castración.




Cf. le célèbre haïku de Issa :
露の世は 露の世ながら さりながら
tsuyu no yo wa tsuyu no yo nagara sari nagara
C’est un monde de rosée un monde de rosée pourtant et pourtant  




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