sábado, 12 de mayo de 2012

SEMINARIO LA TRANSFERENCIA


Continuación capítulo XII

Lacan dice que tomar el amor es una manera de introducirnos a la transferencia, y acto seguido habla de que se trata de articular la función del deseo no sólo en el analizante sino esencialmente en el analista.
Por otro lado nos recuerda que en última instancia la transferencia es el automatismo de repetición y retoma los puntos marcados por Freud en su descubrimiento:
  • Es un proceso espontáneo
  • Ligado a la presencia del pasado
  • Y es un fenómeno manejable por la interpretación
Es decir es permeable a la palabra, y está en posición de sostén de la palabra pero la palabra misma, por lo tanto la presencia del pasado es una presencia en acto.
Y puntúa que todo lo que sabemos de lo inconsciente, ya desde el inicio de los sueños, es que hay fenómenos psíquicos que se construyen para ser escuchados, por quién, justamente por el gran Otro, que está aunque uno no le sepa. Es por eso que la transferencia está ligada al hecho de que se manifiesta en la relación a alguien a quien se le habla.
En este punto retoma de nuevo la escena de la confesión de Alcibíades, primero indicando que se confiesa ante todos los otros, es decir ante el gran Otro, y confiesa su maniobra de seducción para hacer de Sócrates el objeto de su deseo, que es el objeto precioso, ese del cual Sócrates sólo es su envoltorio, y si pide que Sócrates le haga signo de su deseo es sólo para saber que el objeto está a su merced. El secreto que en el amor es obligado disimular es el último resorte del deseo que apunta a la bajada del gran Otro (A) en un pequeño otro (a).
¿Qué empuja a Alcibíades a desnudarse de ese modo, a revelar una verdad? Es la respuesta- interpretación de Sócrates, Tu deseo es más secreto que todo el desvelamiento que acabas de hacer, pues apunta a otro, a Agatón. Y para entender bien esta interpretación nos dice que es como si la búsqueda jadeante de Edipo de la verdad, que le llevará a su pérdida, fuera sólo para escaparse con Antígona. Es la manera de señalar donde está su deseo.
Sócrates sin saberlo designa así el deseo del sujeto. El deseo en su raíz es el deseo del Otro, resorte del nacimiento del amor, aquí Lacan nos recuerda su mito sobre el amor, el amor es lo que pasa en este objeto hacia el cual tendemos la mano por nuestro propio deseo y en el momento en que éste hace estallar el incendio, nos permite en un instante ver esta respuesta, la de esa otra mano que se tiende hacia nosotros como su deseo.
Es en la medida en que Sócrates desea y no lo sabe, y es el deseo del Otro, que Alcibíades está poseído por un amor, que Sócrates viene a designar como amor de transferencia, y a enviarlo a su verdadero deseo.

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