LECTURA CURSO PASADO 2011-2012
Lacan nos propone tomar el tema de la transferencia a partir
del amor, recordándonos que en el inicio de la experiencia analítica fue el
amor, en el caso clínico compartido con Breuer, es el punto de partida del
psicoanálisis, una historia de amor entre la paciente y el médico.
Por eso va a basar sus primeras intervenciones sobre la
lectura del Banquete de Platón donde varias personalidades van a hablar del
amor. Y sobre todo rescata a Sócrates como exponente de aproximación a la
posición del analista, en lo que tiene de posición ética, la de sostener una
cura, un interrogante sobre el deseo (deseo del analista), a pesar de lo que
tiene de duelo o de muerte sostener el deseo y llevarlo a hasta el fin.
Freud
como Sócrates elige servir al amor para servirse de él pero no para el bien del
paciente sino para su Eros, para liberar su amor neurótico, encuadrado por la
repetición determinada por los traumatismos objetivos de la historia del sujeto
y sus significantes a los que el amor se mantiene fijado, es decir para dejar
libre la capacidad de amar del sujeto que precede siempre a la elección azarosa
del objeto de amor.
Lacan jugará con las dos posiciones subjetivas en el amor, la
pasiva de ser amado y la activa de amar, de amante, indicando desde el inicio
la paradoja de la posición del amor en el análisis, el sujeto en análisis
aprende su falta desde la posición de amando, de su amar y de su amor
transferencial. Importante cuestión pues define la discordancia de ambos
términos del amor.
Tanto la cuestión
de un saber que no se sabe, el saber inconsciente, como la del estar sujeto a
una falta, que es lo que indefectiblemente se encuentra en el análisis, entran
en juego en dicha discordancia dado que eso que le falta a uno no es lo que el
otro tiene. Amar supone encontrarse con la discordancia, con el desgarro del
desencaje, de lo que no puede ser unido en una unidad.
También
en los primeros capítulos encontramos la crítica de Lacan de la intersubjetividad,
tal y como es entendida como una relación a dos, de un sujeto y otro sujeto, es
decir, una relación dual, sino que la intersubjetividad siempre implica una
relación a tres para cada sujeto. En el amor es una relación a tres para cada
sujeto concernido, para cada uno de los implicados hay un tercero, así en la
relación de amor madre- hijo , para la madre además del hijo, está también
reflejado en él su propia infancia, su doble y para el niño además de la madre
está también su propio doble que le parlotea. En esta relación el amor nace en
el marco de la intersubjetividad, del reconocimiento intersubjetivo.
Lacan
en este seminario acuña el término agalma, el preciado bien, el valioso tesoro
guardado en el interior, y tan deseable, para referirse al objeto parcial en
términos freudianos, o el objeto a, causa del deseo en los de Lacan.
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