ENCUENTROS CON.....
Este 16 de marzo podemos encontrar a Pierre Bruno, Psicoanalista que vive
y trabaja en Paris. Miembro fundador de la Asociación de Psicoanálisis Jacques
Lacan (APJL). Ha enseñado en la Universidad de Toulouse y en Paris VIII. Ha
dirigido las revistas: Poésie, politique, psychanalyse (1993-2000) y
Psychanalyse (2003-09). De sus numerosas publicaciones señalamos: Antonine
Artaud-Poésie et réalité, Cours et décours d'une psychanalyse, (el día 15 de
marzo 2013 por la tarde, presenta en la Universidad de Barcelona, su libro
"Lacan, pasador de Marx. La Invención del síntoma" editado en castellano por
P&S, se enviará invitación), en la actividad de Umbral en Barcelona, estos son sus datos:
Coordinación de este
ENCUENTRO CON: G. Baravalle y L. Kait
Lugar: Pati
Llimona c/ Regomir 3- Barcelona
Día: sábado 16 de
marzo 2013, 10.15 hs.
Entrada
libre. Para más
información 93-417-79-92 685 500
556
Fragmentos de su libro "Lacan, pasador de Marx, la invención del síntoma"
Si
el síntoma es una cuestión decisiva, no es solamente porque aproxima y
separa a Marx y Freud, según Lacan, sino también porque es un concepto
que aproxima y separa a los psicoanalistas. Mantengo que el síntoma es
un marcador originario de la no- relación-sexual, este fallo
constituyente de la sexualidad, que le confiere su color de libido,
mientras que otros psicoanalistas, contaminados todavia, a mi parecer,
por una concepción psiquiátrica, es decir una concepción que da
prevalecia al discurso del amo sobre el discurso del analista, ven ahí
un enmascaramiento de esta inexistencia de la no-relación. El niño al
nacer es ya hablado y es sobre este asiento hablador que él es promovido
a la existencia y contradictoriamente anulado como cosa, del mismo modo
que una palabra se supone que remplaza lo que designa. El síntoma
emerge, inauguralmente, para manifestar la irreductibilidad de esta
"cosa" traída a la existencia. No quiero ser gozado por el Otro quiere decir no quiero ser reducido a no ser más que eso que soy en la palabra del Otro. Antes
mismo del estadio del espejo que le confiere su estatuto imaginario, el
yo (je) se define en una alteridad, a aquel del que el Otro habla - es
el síntoma que tomará, por ejemplo,la forma de un rechazo precoz a la
leche materna.
Por
otra parte, segundo debate entre pasicoanalistas: algunos toman el
Nombre-del-padre como un caso particular del síntoma (...), otros entre
los que me cuento, mantienen como esencial la distinción entre
Nombre-del-Padre y síntoma, cada uno de los cuales implica una relación
antagónica entre sujeto y Otro. El Nombre-del-Padre asegura en efecto la
significación fálica, es decir el Uno que hace límite al Otro, o sea a
una alteridad sin límite, que se traduce por un uso maníaco del
lenguaje, donde nada viene como a acolchar un sentido estable. Lo que
Lacan llama sinthoma, que es el producto de una identificación al
síntoma, un arte de hacer con él (así Joyce transformando las palabras
impuestas en "epifanías") es ciertamente lo que puede suplir al
Nombre-del-Padre (en todo caso en Joyce), pero esta suplencia, que doma
el desencadenamiento del significante, no es la función primera
del sinthoma. Ésta es la alternativa a lo que se presenta, cuando el
Nombre-del-Padre está instalado o suplido, como acción al nombre del Otro. No es que el sinthomna sea el pricipio de un en nombre del sujeto, pero él ex-siste al sujeto y al Otro, lo que unos llaman "gracia", los otros "musa".
(Traducción Rosa Navarro)
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