LO QUE ENGAÑA
Ciertas críticas al psicoanálisis
se explican porque el psicoanálisis cuestiona el deseo de conocimiento, pero
además el discurso psicoanalítico se emplaza en un más acá del momento de
conocer.
Enojado Lacan con ciertas alusiones
remarca que como analistas nuestra justificación como nuestro deber es el de
mejorar la posición del sujeto.
Y antes ha explicitado en relación al lugar del deseo en el proceso terapéutico, la cuestión de no coger una falsa vía, de no responder equivocadamente, cuando el deseo del analista está implicado en el fin perseguido al que no se aplica exactamente el concepto de “curación” tal y como se entiende. No dejemos de recordar que dentro de nuestra experiencia todas las preguntas son posibles y que es necesario conservar un cierto hilo que garantiza que no hacemos trampa con la verdad que es nuestro instrumento esencial.
Y antes ha explicitado en relación al lugar del deseo en el proceso terapéutico, la cuestión de no coger una falsa vía, de no responder equivocadamente, cuando el deseo del analista está implicado en el fin perseguido al que no se aplica exactamente el concepto de “curación” tal y como se entiende. No dejemos de recordar que dentro de nuestra experiencia todas las preguntas son posibles y que es necesario conservar un cierto hilo que garantiza que no hacemos trampa con la verdad que es nuestro instrumento esencial.
En cuanto a la angustia no
debemos olvidar que su lugar ocupado por el –ϕ constituye un cierto vacío, todo
lo que puede manifestarse ahí puede desviarnos respecto a la función de estructuración de este vacío.
1.- Retomará la interrogación
sobre la angustia sin abandonar el punto de mira que nos ha ido dando. Nos dio
tres puntos de referencia en la clase anterior, en los que la dimensión del
Otro permanece dominante: la demanda del Otro, el goce del Otro,
y el deseo del Otro teniendo en cuenta que es también el deseo que
corresponde al analista en tanto que interviene en la experiencia. El analista
está incluido, la angustia es una angustia que nos responde y que provocamos,
con la que tenemos una relación determinante.
Esta dimensión del Otro está
presente en la angustia, dimensión presente incluso en las investigaciones y
respuestas de laboratorio (Pavlov) sobre organismos animales como los perros,
es decir el mismo investigador entra ahí como Otro, y no puede elidirse del
resultado, para un perro esta dimensión está implicada en su relación a su amo.
Basta el montaje que implica la investigación para que dicha dimensión del Otro
está presente, sea cual sea el animal, dimensión de la cual nada sabe el sujeto
en cuestión, el sujeto que somos de eso que le constituye como campo, no
sabemos nada.
Es decir el sujeto supuesto saber
(Selbstbewuβtsein) es una suposición tramposa, una ilusión, una fuente de
error. Esta imagen del sujeto supuesto de conocimiento se inicia con el objeto
captado del estadio del espejo, con la imagen del cuerpo propio, dado que el
sujeto ahí, con júbilo, cree estar ante el objeto que le hace a él
transparente. Por eso el conocimiento está ligado a la ilusión de esta
experiencia, el objeto será construido y modelado a la imagen de esta relación
a la imagen especular. Por eso es insuficiente, la aparición de este objeto
puede introducirnos en otra dimensión, la de lo extraño, la de algo que no se
puede captar. Ante esto el sujeto vacila y esta relación del sujeto al
conocimiento es puesta en cuestión.
Este objeto es correlativo del
reconocimiento de nuestra propia forma, , este conocimiento deja escapar algún
resto de esta investidura primitiva de nuestro ser por el hecho de existir como
cuerpo y es este residuo no imaginado (no formando parte de la imagen) del
cuerpo el que vuelve por un rodeo, manifestándose en este lugar previsto para la
falta, el que por no ser especularizable, irreparable, tiene que ver con la
angustia.
Lacan utiliza el libro de
Goldstein, La estructura del organismo, donde formula que el organismo en sus
efectos relacionales funciona como una totalidad, y diferencia entre la
reacción catastrófica y en su interior el fenómeno de la angustia, para hablar
de esa primera reacción catastrófica, trauma primario, del desvalimiento,
Hilfosigkeit, situación de peligro insuperable, angustia primera.
Las dos condiciones de la angustia:
que el agujero aparezca en el campo objetivo, es el surgimiento de la falta
bajo esta forma positiva lo que es fuente de angustia, y segunda condición que
haya una demanda del Otro, Goldstein o el investigador que demanda la
respuesta a la prueba (test).
Trae ahora a partir del libro de
Jones la pesadilla, pues la angustia de la pesadilla se experimenta como la del
goce del Otro, como la figura que da Jones del íncubo que sentado encima
de nuestro cuerpo nos aplasta con todo el peso de su goce.
Este ser que pesa por su goce es
también alguien que nos hace cuestionar, bajo la forma del enigma. Es la
esfinge del inicio del mito de Edipo, de pesadilla y cuestionadora, figura que
da idea de la dimensión de la demanda, el enigma de la esfinge es lo que
precede al drama edípico. El enigma implica una pregunta en su forma más opaca,
como lo es todo enigma, es decir bajo la forma de un significante.
2.- Lacan recuerda lo que nos ha
dicho sobre el significante:
-el significante es una huella borrada
-se diferencia del signo el cual representa algo para
alguien
-el significante representa al sujeto para otro
significante
Nuestra relación a un objeto
perdido es una relación angustiada, dónde podemos reencontrarlo, puesto que
algo olvidado no quiere decir que no esté ahí sino que estando aún ahí no
sabemos reconocerlo. Por eso Lacan nos va a poner el ejemplo del síntoma
histérico y del obsesivo.
En la histeria con grandes
síntomas, anestesias, parálisis, disminución del campo visual, escotomas, la
angustia no aparece en la medida en que esas faltas no se conocen.
Hay algo en la obsesión, en el
modo en el que el obsesivo trata el significante, ponerlo en duda, borrarlo,
triturarlo, desmigarlo, buscando encontrar bajo el significante el signo
(representar algo para alguien). Quiere volver a la etapa anterior, ir al
origen, al signo.
Y Lacan nos recuerda que no
solo el hombre, borra y opera con sus huellas, también los animales, incluso señalan
y constituyen con ellas su territorio, las borran y hacen huellas falsas, pero
no hacen significantes, hacer huellas falsas para hacernos creer que son
falsas, hacer huellas falsamente falsas es participativo del significante.
Hacer creer que las huellas
son falsas cuando son justamente las huellas de mi verdadero pasaje, ahí se
presenta un sujeto, un sujeto que habla, hay ahí un sujeto como causa, causa
original del sujeto, es la causa de una huella, un trazo, que se presenta como
vacío y que se hace tomar por una falsa huella. Es el modo de situarse en el
lugar del Otro en una cadena significante.
¿Qué quiere decir esto? Que en
el origen lo que posibilita la emergencia del significante es apuntar a lo que
el Otro real no sabe, él no sabía se enraíza
a él no debe saber. El significante revela el sujeto pero borrando su
huella.
Hay primero el a objeto a reencontrar a A Y
un A (Otro mayúscula)
Y en su intervalo aparece el ……..........S
barrado…………….como tal como un no-sabido, es decir inconsciente (unbewuβt)
La existencia de la angustia
está ligada a toda demanda, la cual es engañosa, en relación a lo que preserva
el lugar del deseo, de ahí lo angustioso de llenar esta falsa demanda. No debe
ser tomada al pie de la letra, lo que el niño demanda a la madre es esta
relación presencia/ausencia (estructurada por el fort-da), que supone su primer
dominio, en cambio cuando el llenar y colmar total es lo que hace surgir la
angustia. Es la demanda la que indebidamente toma el lugar de lo que está
escamoteado, el objeto a.
3.- Es la fórmula de la
pulsión, S◊D, y en los neuróticos el fantasma, S◊a, se presenta
privilegiadamente como S◊D. Es el término de Freud, el de pulsión, Trieb, que
se diferencia del instinto, y de la necesidad, por ejemplo de alimentarse, la
pulsión oral concierne a lo erógeno de la boca, a la pulsión oral el residuo
que queda sin inversión es el pezón (y sus sustitutos).
El fantasma tiene el valor
significante de la entrada del sujeto a la caza del objeto, que le va a llevar
a una cadena infinita de significaciones llamada destino, y se le escapa que
eso que se ha de encontrar es justamente el punto de partida, su modo de entrar
en el significante.
Los primeros objetos, del
pecho cortado (pezón) pasa de la demanda a la madre a la demanda de la madre,
el escíbalo en relación a la zona erógena anal, el ano tiene una función de
corte de un objeto, el escíbalo, con todo lo que puede llegar a representar, no
sólo de don sino de identidad con este objeto.
Su valor de desecho designa su
valor, lo importante, el lugar de un vacío donde vendrán otros objetos.
Guardemos este lugar, interesándonos, como Pascal, por el deseo. El horror del
vacío no es más que el horror por el deseo.
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