CAPÍTULO VI
SEMINARIO LA
ANGUSTIA
LO QUE NO
ENGAÑA
Subrayar de su introducción a este capítulo, respecto a las
críticas de que sus analizantes asisten a su seminario, que no sólo el analista
Lacan sabe reconocer en los que se analizan alguna otra cosa que lo que se lee
en los libros, sino también a la inversa, los que se analizan con él saben
reconocer en los libros lo que efectivamente hay en ellos.
Lacan toma a Ferenczi justamente porque viene de ser publicado un libro suyo sobre la investigación de una teoría de la genitalidad. Subraya la parte femenina del desarrollo que Ferenczi hace como una interrupción, en comparación a la del hombre, sin mediación, lateral al proceso de realización de la genitalidad.
Al igual que Freud habla del desplazamiento del clítoris a la vagina, y plantea al modo de la histeria la genitalización que no erotización de otras zonas.
Y Lacan señala, partiendo del lugar vacío en la función del
deseo, (pensemos en lo que dijo en el caso de la histeria con el sueño de la
bella carnicera, mejor de eso que te gusta dejar un poquito vacío para mantener
el deseo), la paradoja, de que esa cavidad vaginal no está inervada, y es justo
el hogar del goce. Solo cabe el mito de la genitalidad y las construcciones
míticas en torno al goce vaginal. Por eso nos insiste en el registro
estructural que intenta abordando la angustia y con el lugar vacío en la
función del deseo, pues sin ese registro nada puede articularse.
Si de la histeria se dice que es la neurosis más avanzada, es
porque se sitúa en la diacronía de la maduración la más cercana a la
genitalidad, al final de la maduración infantil, pero también sin duda está en
el inicio, la más primordial sobre la que que se edifica la neurosis obsesiva.
En esta diacronía no se sale de este ponerla al principio o al final, es el
problema de lo evolutivo en el tiempo, de ahí la necesidad de la estructura
sincrónica y constituyente del deseo, ese lugar vacío, cuya función es
esencial.
2.- Continúa con la estructura de la angustia. Y lo primero
que plantea es que la angustia está encuadrada, apoyándose en su esquema
óptico, dado que el espejo (A=Otro mayúscula) tiene sus límites, lo que quiere
decir que aunque permite ver un punto en el espacio no perceptible
directamente, no permite por eso verse uno mismo. Este es el encuadre de la
angustia.
De la misma manera que el fantasma está encuadrado, es su
propuesta de la intervención de las Jornadas Provinciales de octubre del 1962,
donde utiliza la metáfora de un cuadro colocado en el marco de una ventana, de
lo que se trata es de no ver lo que se ve por la ventana. Como en “El hombre de
los lobos” (caso de Freud), cuyo sueño es el fantasma desvelado, lo que se ve a
través de la ventana, mostrando la relación del fantasma a lo real, fuera, más
allá, de la realidad. En este sueño como en el esquema están los soportes, las
ramas del árbol, y lo soportado, los lobos sobre ellas. (Al igual que en muchos
dibujos de psicóticos, en el caso de Jean Bobon, los significantes están en el
lugar de los lobos, “Yo siempre soy vista”, con el doble significado de la
palabra “vista”, de ver y de postal (paisaje enmarcado).
Por eso vuelve a lo siniestro que se presenta a través de
tragaluces (Ventana abierta en un techo o en la parte
superior de una pared, generalmente con derrame hacia adentro.) Y que lo hace, de
repente, de golpe, surge eso que no puede decirse y no porque no se pueda decir
materialmente, sino porque no tiene el poder de autorizarse. Y aunque nos ha
acercado la angustia a la espera con esa imagen de lo que esperamos al
levantarse el telón, va a decir que la espera no es indispensable para el
encuadre y que la angustia es otra cosa.
La angustia es cuando aparece en ese
encuadre lo que ya estaba ahí, más cerca, el heim (nuestro hogar). Aunque la figura del huésped (desconocido)
puede dar idea de lo siniestro, unheimlich,
es insuficiente para designar la angustia. El huésped tendría más que ve con la
espera, la impaciencia, luego la constitución de lo hostil (primer recurso más
allá del desvalimiento, hilflosigkeit),
lo hostil domado, adiestrado, aceptado, admitido.
Lo que es Heim, íntimo, es del orden de lo secreto, misterioso, clandestino,
es decir Heimlich, y no pasa por las
redes del reconocimiento. Permanece Unheimlich,
y Lacan hace su juego de palabras con habituer
(habituarse) y habiter (habitar), más
habitual que habitado (vivido) o que habitable (vivible).
Por lo tanto el surgimiento de lo secreto, íntimo y
clandestino, en el marco o encuadre lo que constituye la angustia, de aquí que
sea falso que la angustia es sin objeto. En realidad se trata de otro objeto que
el de la aprehensión por la red de los significantes, cuyo corte (cerrado),
viene a cerrar una significación, “es esto”, este mundo del sujeto que habla es
lo que engaña.
La angustia por el
contrario es ese corte abierto que deja aparecer lo inesperado, eso que es pre-sentimiento, eso que está antes del
nacimiento de un sentimiento. Es lo que no engaña, fuera de duda, la angustia
es la causa de la duda. La duda está para combatir la angustia y con engaños,
se trata de evitar lo que en la angustia es horrorosa certeza.
3.-
Hacer es arrancar a la angustia su certeza.
Así que va añadir en estas coordenadas del movimiento y la
dificultad, las dos casillas marcadas
con una cruz, pasaje al acto y acting out. Y nos señala que está presente entre
conmoción y embarazo, lo que está en más y lo que está en menos: ¿si eso con lo
que bregamos está en más entonces no nos falta, pero si no nos falta porque
decir que en otro lado que nos embaraza?
Es el significante lo que establece la posibilidad de engaño,
por eso la angustia no se puede abordar científicamente, con el significante,
significándola, no participa del juego significante, luego del equívoco. Por
eso comprender supone avanzar en el malentendido, y no hay lógica posible en el
caso de lo real que no sea tropezar con lo imposible.
Si Lacan trae el tema de la circuncisión, como una demanda de
Dios, en cuanto Otro, es para decir que no debemos confundirnos relacionándola
con la castración y su complejo, pues hacerlo es quedarse en el síntoma, es lo
que el neurótico hace. Lo que hay que considerar en la demanda es la función
del corte, recortando al objeto.
En realidad más que la voz superyoica del goce, ese mandato
“Goza”, con su juego de palabras en francés “J’ouïs”, “Oigo”, lo que señala es
el interrogante del deseo del Otro, ¿Qué quieres?, relacionado a la ley, pues a
pesar de que deseo y Ley parecen estar en antítesis, son una misma cosa, son la
misma barrera al acceso de la Cosa, dado que es el deseo del padre el origen de
la Ley, “deseante me apunto al camino de la ley”.
Acaba con la ignorancia del sujeto respecto a lo que desea,
ni porqué sobresale un objeto entre otros muchos, con el objeto fóbico que
cubre mi angustia, y con el objeto fetiche sin saber por qué es ese objeto (el
zapato, por ejemplo) lo que deseo y me atrae.
Ferenczi crée le concept d'« amphimixie », repris de la
zoomorphologie : mélange de deux éléments constituants pour montrer la
dynamique biologique fondamentale qui règle la vie psychique sexuelle. Ferenczi
pense en effet que la sexualité aboutie, complexe, le coït, vient de la réunion
savamment dosée chez chacun d'un mélange de deux tendances partielles :
urétrales et anales. La thèse de cet ouvrage par trop avant-gardiste de la armonía genitalest donc d'étudier sous
le double angle, et biologique et psychanalytique, le phénomène de la copulation. Ferenczi fonde en cela une science ou
pseudoscience, la bioanalyse,
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