lunes, 24 de febrero de 2014

CAPÏTULO VII SEMINARIO LA ANGUSTIA



CAPÍTULO VII  
SEMINARIO LA ANGUSTIA

NO ES SIN TENERLO

Lacan nos introduce, a modo de programa de su quehacer constante a lo largo de sus seminarios, con una cita de “NUEVAS LECCIONES INTRODUCTORIAS AL PSICOANÁLISIS” de Freud, de su lección 32, La angustia y la vida pulsional, en la traducción española, la cita es:
Se trata realmente (bien traducido el término alemán wirklich) de concepciones; esto es de introducir las debidas (correctas) representaciones abstractas, cuya aplicación a la materia prima de la observación haga nacer en ella orden y transparencia
Va a tratar de precisar, en este camino sobre la angustia, el estatuto de lo que designa con la letra a.
Retomando el esquema óptico nos recuerda que ahí lo vemos sobre el jarrón que simboliza el continente narcisista de la libido, i (a), y que se corresponde por mediación del espejo Otro mayúscula, con la imagen del cuerpo propio, i’ (a). Y que existe una oscilación, reversibilidad libidinal, de uno a otro, de la libido del cuerpo propio a la del objeto. Es ahí, en ese lugar, donde se da la incidencia de la angustia.

 

1 Punto importante: La angustia es la manifestación, la señal de la intervención del objeto a.
La angustia efectivamente es señal de algo, respecto a lo que pasa en esa relación del sujeto a este objeto, un sujeto dividido en su misma entrada a la existencia en el campo del Otro, por eso en esa relación entra en cierto modo borrado (fading). Es la señal de ciertos momentos de esa relación.
2     
  Precisiones sobre el objeto a:
·        Designado por una letra para dejarlo fuera de una referencia metafórica, es decir al significante. Luego fuera de la función significante y de la significación. No hay significante que lo designe
·         
      Este objeto está fuera de toda definición de objetividad, significación a la que puede remitir metafóricamente la palabra objeto en la relación sujeto-objeto. Y también fuera de la llamada realidad. No tiene imagen especular.
·        Y fuera de las coordenadas de la Estética Trascendental, de las dimensiones del tiempo y del espacio. Y por esa extrapolación tan fácil de hacer de lo imaginario en lo simbólico, en cuanto a los dos registros espacial y temporal, ya nos está situando el objeto a en el registro de lo real.

Tampoco el sujeto está en la conciencia, dado que se constituye como inconsciente, dada la incidencia del significante que lo precede, por estar en el lenguaje. Entrada del significante en lo real, significante que se encarna gracias al cuerpo, un cuerpo sin acceso, fuera de las categorías de la estética trascendental, y de “la extensión” de Descartes, -ni percibido pura y simplemente en el espejo, incluso ocurre cuando mirándonos en él, esa mirada que aparece no nos mira a nosotros mismos, sino ese otro que me mira, experiencia de extrañeza, inquietante puerta de aparición de la angustia que nos coge por los ojos, pasaje de la imagen especular al doble.

Rectificación de que la angustia es sin objeto, al revés “la angustia no es sin objeto”, aunque no se trata del objeto de la angustia, no se sabe de qué objeto se trata; parafrasea la frase de la relación del sujeto al falo, “él no es sin tenerlo”, no es ahí sin tenerlo y ahí donde es, eso no se ve, es necesario que no se vea que es el falo lo que está en causa, si se ve es la angustia.

Diferenciación del objeto a de los objetos especulares e imaginarios.
Afirmación: la castración del complejo de castración no es una castración, y además dice que es un fantasma, un fantasma de castración.
Efectivamente a partir de la noción de corte, las amenazas de cortarlo, como la mamá de Juanito, la cuestión de la circuncisión, pero lo cortado es un objeto común, intercambiable, manejable, se definen dos tipos de objetos.

En el estadio del espejo está.
-el plano de la 1ª identificación a la imagen especular, debido al desconocimiento original del sujeto en su totalidad.
-el del transitivismo en la relación al otro imaginario, el semejante, el otro minúscula. 
Esto contribuye a la dificultad de discriminar la propia identidad de la del otro.
-por eso es que se introduce la mediación de un objeto común, de rivalidad, de pertenencia, mío o tuyo.
En este campo de la pertenencia los objetos se diferencian entre aquellos que pueden compartirse y los que no.

Los objetos parciales, o las distintas formas del objeto a, son cinco, falo, pezón, escíbalo, mirada y voz, y cuando aparecen y devienen reconocibles, es la angustia la que nos señala su estatuto, anteriores al estatuto del objeto común, comunicable y socializado. Esas 5 formas corresponden a 5 formas de pérdida y de aparición de la señal.

Dos mecanismos en los extremos, el que comienza con la inhibición y termina con la angustia:
El objeto de glamur, de brillo deseable, de atracción es el que estimula la excitación , se sitúa del lado de la imagen especular al mismo nivel del que sería también el de la angustia, gracias a la conexión de la investidura erógena original que hay ahí en a, presente y escondida a la vez.
La elección del objeto de amor se produce en el yo, del otro lado del espejo, a nivel del encuadre del espejo por una restricción (Freud), una limitación del campo libidinal que excluye un determinado tipo de objeto por ejemplo en función de su relación a la madre.

Es la deficiencia de situar el objeto parcial en la transferencia, posición del analista donde yace la función del objeto parcial, lo que está implicado en el límite del análisis con Freud.

Es con la figura topológica del cross-cap que es posible concebir intuitivamente la distinción del objeto a y del objeto común construido a partir de la relación especular.
Banda de Moebius (el sujeto)  que es de una sola cara y sin imagen especular. 



 
Se obtiene con el corte del cross-cap en un determinado punto de intersección y además se obtiene también un disco circular, esta figura residual puede materializarse como un ocho interior. Es el a, el resto caído por el corte.


En la imagen del jarrón que aparece un orificio al estar bordeado, en la 2ª sólo modificando el borde aparece a la vista como si hubiera un doble orificio, imagen extraña e invasora del doble.



El cross cap Lacan lo introduce como soporte de la estructura del fantasma. Y precisamente porque no tenemos acceso a lo real, más que por mediación del fantasma.
La forma aparentemente homogénea del cross cap

bvdm - figure 3 es el compuesto heterogéneo del sujeto y del objeto.
Cuando un significante hace corte en ella, el sujeto es el producto y el objeto es el resto, no percibible en la realidad.

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