domingo, 9 de marzo de 2014

CAPÍTULO VIII Seminario LA ANGUSTIA





CAPÍTULO VIII
Seminario La Angustia
LA CAUSA DEL DESEO

En este seminario de lo que se trata es del objeto a, pues la angustia es la única traducción subjetiva de dicho objeto.
Un objeto anunciado anteriormente en la fórmula del fantasma, en tanto que soporte del deseo,     



Cuando decimos “objeto del deseo” se produce un malentendido propio de la noesis[1], aquello hacia lo que apunta, luego ¿el objeto del deseo entonces estaría delante? No es así pues el objeto a está fuera de una analogía a la noesis, en todo caso en la intencionalidad del deseo este objeto se concibe como causa, luego como tal causa del deseo el objeto a está detrás del deseo. Es la diferencia entre lo que causa y aquello a lo que se apunta.
Ya Freud respecto a la pulsión distingue entre el fin y el objeto, ni están en un mismo lugar, ni coinciden, marcando lo esencial del objeto en su función como algo que se sustrae. Y respecto a la oposición interior y exterior, siendo el objeto a situar en el exterior y la satisfacción en el interior, Lacan lo resuelve señalando que la noción de exterior es antes de una cierta interiorización, en a de este lado del espejo plano (A).



Antes de que el sujeto en el lugar del Otro mayúscula, se capte especularmente en x, imagen que introduce la distinción yo/no-yo.
Esta es la manera de Lacan para situarnos en la noción de “causa”, sujeta a reduccionismos. La noción de causa pertenece a este exterior, lugar del objeto y antes de toda interiorización. Y para ilustrar lo anterior elige el fetiche, que desvela el objeto como causa del deseo.
No es el fetiche en cualquier cosa que se concrete, el zapato por ejemplo, lo que se desea, sino que es el zapato el que causa el deseo. El fetichista precisa que el fetiche esté ahí, dado que es la condición en la que se sostiene su deseo. (Síntesis de la función de señal de la angustia y su relación con una interrupción en el sostén de la libido).

2.
Ahí donde creemos encontrar al sujeto, en el yo del verbo (je), a nivel de lo inconsciente, se halla el a.
Para ilustrar esto de que somos (a) el objeto, Lacan toma la estructura subjetiva del masoquismo y el sadismo, que muestra su diferencia.

                                Lado Sujeto        Lado Otro
                


Si hay algo ahí x, llamado deseo sádico, que sólo puede articularse a partir de la disociación que apunta a introducir en el otro, imponiéndole lo que no podría ser tolerado, hasta el límite exacto en que aparece en ese sujeto una división entre su existencia de sujeto y eso que es infringido y sufre en su cuerpo. Luego en la intención sádica, no es tanto el sufrimiento del otro lo que se busca, sino su angustia. anotado en S 0 
A su existencia esencial como sujeto.

Lo que caracteriza el deseo sádico es que su agente en la realización de su acto ritual no sabe qué busca, lo que busca es realizarse, hacerse aparecer él mismo como puro objeto, fetiche negro.

Sin embargo es para el masoquista, quien declara de entrada que quiere encarnarse como objeto, como objeto otro, es decir, identificarse al llamado objeto común, objeto de intercambio, le resulta imposible captarse como lo que es, lo que somos, (a).

Tanto para el sádico como para el masoquista estas identificaciones aparecen sobre una escena, aunque en ella el sádico no se vea y solo vea el resto.
Verse, reconocerse, como objeto de deseo es siempre masoquista. Decir que el superyó es la causa del masoquismo es insuficiente, más bien, si el objeto es causa del deseo entonces el superyó participa en la función de este objeto como causa. El objeto sin el cual no hay angustia, marca su peligrosidad, que muerde.

Lacan ya dijo que deseo y ley son una misma cosa, en el sentido en que su objeto les es común. Como en el mito de Edipo:
-        El deseo como deseo del padre y la ley son una misma cosa
-        Que si la relación de la ley al deseo es tan estrecha, es porque la función de la ley traza el camino del deseo, el deseo por la madre, es idéntico a la función de la ley, al ser esta quien lo prohíbe, impone desearla.
-        Si la mujer que se debe preferir tiene que ser otra que la madre, hay así un mandamiento para el deseo, es el mandamiento que el deseo del padre hace ley.
Lo que el masoquista quiere hacer aparecer sobre la escena es que el deseo del Otro haga ley; es el modo en que aparece él mismo como desecho (el objeto a).

El complejo de castración es efecto de esta correlación deseo del padre y Ley, la que nace de la mutación del deseo del padre después del fantasma de asesinato del padre. Por eso encontramos el –ϕ en el lugar en que a falta.

Después de lo anterior se abordan “las posibilidades estructurales de la manifestación del objeto a como falta. Esla roca de la que habla Freud como reserva irreductible de la libido. El objeto está ligado a su falta, necesaria ahí donde el sujeto se constituye en el campo del Otro, en ese origen (represión originaria), lo irreductible de lo incognito, ese vacío central, y es ahí donde se sitúa el agalma de su seminario sobre la transferencia.

Ese lugar vacío delimitado en la imagen por un borde (jarrón), límite de la imagen especular, es el lugar elegido por la angustia.
El borde enmarca el límite, ilustrado aquí por el límite del espejo y el 

Y Lacan nos recuerda que la transferencia es alguna cosa más que repetición de un traumatismo antiguo, es ese amor real y presente, gracias al cual se instituye la pregunta central de la transferencia, sobre el agalma es decir sobre su falta, pues con lo que falta que uno ama. Y haciendo una equivalencia con su frase, amar es dar lo que no se tiene, dice para tener el falo y poder servirse de él, es preciso no serlo. Y añade regresar a la condición de serlo, tanto para un hombre como para una mujer, es siempre peligroso.

Con el caso de la joven homosexual de Freud, nos introduce al pasaje al acto, señalándonos dos de sus condiciones, el embarazo supremo al cruzarse con la desaprobadora mirada del padre, y la emoción intensa por la súbita imposibilidad para afrontar la escena de abandono por su Dama, es decir la 1ª es la identificación absoluta del sujeto a ese a al que se reduce, la 2ª es la confrontación del deseo y de la ley. Su resentimiento y su venganza son esta ley, el falo supremo Φ. Promoción del falo al lugar del a. Freud define el campo propio del análisis, todo gira alrededor de la relación del sujeto a a.



[1] Noesis: 1) visión intelectual, pensamiento 2) en fenomenología, acto intencional de intelección o intuición.

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