CAPÍTULO
VIII
Seminario La Angustia
LA
CAUSA DEL DESEO
En este seminario de lo que se
trata es del objeto a, pues la
angustia es la única traducción subjetiva de dicho objeto.
Un objeto anunciado anteriormente
en la fórmula del fantasma, en tanto que soporte del deseo,
Cuando decimos “objeto del
deseo” se produce un malentendido propio de la noesis[1],
aquello hacia lo que apunta, luego ¿el objeto del deseo entonces estaría
delante? No es así pues el objeto a
está fuera de una analogía a la noesis, en todo caso en la intencionalidad del
deseo este objeto se concibe como causa, luego como tal causa del deseo el objeto a está detrás del deseo. Es la
diferencia entre lo que causa y aquello a lo que se apunta.
Ya Freud respecto a la pulsión
distingue entre el fin y el objeto, ni están en un mismo lugar, ni coinciden,
marcando lo esencial del objeto en su función como algo que se sustrae. Y
respecto a la oposición interior y exterior, siendo el objeto a situar en el
exterior y la satisfacción en el interior, Lacan lo resuelve señalando que la
noción de exterior es antes de una cierta interiorización, en a de este lado del espejo plano (A).
Antes de que el sujeto en el
lugar del Otro mayúscula, se capte especularmente en x, imagen que introduce la distinción yo/no-yo.
Esta es la manera de Lacan
para situarnos en la noción de “causa”, sujeta a reduccionismos. La noción de
causa pertenece a este exterior, lugar del objeto y antes de toda
interiorización. Y para ilustrar lo anterior elige el fetiche, que desvela el
objeto como causa del deseo.
No es el fetiche en cualquier
cosa que se concrete, el zapato por ejemplo, lo que se desea, sino que es el
zapato el que causa el deseo. El fetichista precisa que el fetiche esté ahí,
dado que es la condición en la que se sostiene su deseo. (Síntesis de la
función de señal de la angustia y su relación con una interrupción en el sostén
de la libido).
2.
Ahí donde creemos encontrar al
sujeto, en el yo del verbo (je), a nivel de lo inconsciente, se halla el a.
Para ilustrar esto de que
somos (a) el objeto, Lacan toma la
estructura subjetiva del masoquismo y el sadismo, que muestra su diferencia.
Lado Sujeto
Lado Otro
Si hay algo ahí x, llamado deseo sádico, que sólo puede
articularse a partir de la disociación que apunta a introducir en el otro,
imponiéndole lo que no podría ser tolerado, hasta el límite exacto en que
aparece en ese sujeto una división entre su existencia de sujeto y eso que es
infringido y sufre en su cuerpo. Luego en la intención sádica, no es tanto el
sufrimiento del otro lo que se busca, sino su angustia.
anotado en S 0
A su existencia esencial como
sujeto.
Lo que caracteriza el deseo
sádico es que su agente en la realización de su acto ritual no sabe qué busca,
lo que busca es realizarse, hacerse aparecer él mismo como puro objeto, fetiche
negro.
Sin embargo es para el
masoquista, quien declara de entrada que quiere encarnarse como objeto, como
objeto otro, es decir, identificarse al llamado objeto común, objeto de
intercambio, le resulta imposible captarse como lo que es, lo que somos, (a).
Tanto para el sádico como para
el masoquista estas identificaciones aparecen sobre una escena, aunque en ella
el sádico no se vea y solo vea el resto.
Verse, reconocerse, como
objeto de deseo es siempre masoquista. Decir que el superyó es la causa del
masoquismo es insuficiente, más bien, si el objeto es causa del deseo entonces
el superyó participa en la función de este objeto como causa. El objeto sin el
cual no hay angustia, marca su peligrosidad, que muerde.
Lacan ya dijo que deseo y ley
son una misma cosa, en el sentido en que su objeto les es común. Como en el
mito de Edipo:
-
El deseo como deseo del padre y la ley son una
misma cosa
-
Que si la relación de la ley al deseo es tan
estrecha, es porque la función de la ley traza el camino del deseo, el deseo
por la madre, es idéntico a la función de la ley, al ser esta quien lo prohíbe,
impone desearla.
-
Si la mujer que se debe preferir tiene que ser
otra que la madre, hay así un mandamiento para el deseo, es el mandamiento que
el deseo del padre hace ley.
Lo que
el masoquista quiere hacer aparecer sobre la escena es que el deseo del Otro
haga ley; es el modo en que aparece él mismo como desecho (el objeto a).
El
complejo de castración es efecto de esta correlación deseo del padre y Ley, la que
nace de la mutación del deseo del padre después del fantasma de asesinato del
padre. Por eso encontramos el –ϕ en el
lugar en que a falta.
Después
de lo anterior se abordan “las posibilidades estructurales de la manifestación
del objeto a como falta. Esla roca de
la que habla Freud como reserva irreductible de la libido. El objeto
está ligado a su falta, necesaria ahí donde el sujeto se constituye en el campo
del Otro, en ese origen (represión originaria), lo irreductible de lo
incognito, ese vacío central, y es ahí donde se sitúa el agalma de su seminario
sobre la transferencia.
Ese
lugar vacío delimitado en la imagen por un borde (jarrón), límite de la imagen
especular, es el lugar elegido por la angustia.
El
borde enmarca el límite, ilustrado aquí por el límite del espejo y el ◊
Y Lacan nos recuerda que la
transferencia es alguna cosa más que repetición de un traumatismo antiguo, es
ese amor real y presente, gracias al cual se instituye la pregunta central de
la transferencia, sobre el agalma es decir sobre su falta, pues con lo que
falta que uno ama. Y haciendo una equivalencia con su frase, amar es dar lo que
no se tiene, dice para tener el falo y poder servirse de él, es preciso no
serlo. Y añade regresar a la condición de serlo, tanto para un hombre como para
una mujer, es siempre peligroso.
Con el caso de la joven
homosexual de Freud, nos introduce al pasaje al acto, señalándonos dos de sus
condiciones, el embarazo supremo al cruzarse con la desaprobadora mirada
del padre, y la emoción intensa por la súbita imposibilidad para
afrontar la escena de abandono por su Dama, es decir la 1ª es la identificación
absoluta del sujeto a ese a al que se
reduce, la 2ª es la confrontación del deseo y de la ley. Su resentimiento y su
venganza son esta ley, el falo supremo Φ. Promoción del falo al lugar del a. Freud define el campo propio del
análisis, todo gira alrededor de la relación del sujeto a a.
[1] Noesis:
1) visión intelectual, pensamiento 2) en fenomenología, acto intencional de
intelección o intuición.
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