lunes, 19 de noviembre de 2018

ÚLTIMA PARTE DE LA SESIÓN 1 DEL SEMINARIO SUBLEVACIONES


Georges Didi-Huberman, director de estudios en l’Ecole des Hautes Études en Sciences Sociales 

Seminario: Sublevaciones ( Soulèvements )

 SESIÓN I: “Lo que nos subleva” (Apuntes tomados en ella)                                                                                              Continuación de la entrada anterior 


Ver en “La ausencia” de Pierre Fédida, donde cuenta un caso en el que se evidencia a partir del juego de las dos pequeñas hermanas, cuya madre ha muerto, como el duelo realiza simbólicamente el deseo, que le hace decir el duelo pone al mundo en movimiento.
En palabras de G, Didi-Huberman, la pérdida que nos hunde hoy puede gracias a un juego (a partir del juego de las dos pequeñas hermanas, cuya madre ha muerto, del caso de Fedida), un gesto, una idea, un deseo, puede también sublevar el mundo.
Siguiendo el tema, del duelo a la insurrección, toma el film de Chris Marker, El fondo del aire es rojo, con un montaje de imágenes recientes de 1960/70 y del Acorazado Potemkin. Así vemos como las sublevaciones suponen una profunda solidaridad, no solo de los sujetos en duelo, sino también de tiempos diferentes, heterogéneos, por imágenes interpuestas. Veremos una masa de puños elevarse en Potemkin, al ritmo de los que se elevaban en torno al féretro de Pierre Overney seguido por unas 200.000 personas, o al ritmo de los puños que se levantan de los Black Panthers en Chicago y en los mismos años. Este montaje toma la forma de un atlas de los conflictos, de las luchas, partiendo de la revolución de octubre 1905 en Rusia y con una diseminación por todos los lugares del mundo y en todos los momentos de la historia para dar la imagen de un mundo sublevado.
La cuestión del sudario-sábana, sábana-banderas, (en Potemkin) da la relación entre una sublevación política y un levantamiento en la superficie, un levantamiento en la superficie implica la sublevación. Sudario blanco puesto inmóvil sobre un cuerpo, que al moverse pasa a ser la ropa de casamiento y sábana que se desgarra por la fuerza del levantamiento, desgarro que puede distinguirse en la superficie. Son las formas las que hacen sensibles las fuerzas de la sublevación.

Veamos la relación entre el duelo y la sublevación.
S. Freud, en Duelo y melancolía (1917 [1915]), observa qué pasa cuando se pierde el objeto amado, la pérdida suscita un movimiento psíquico fundamental de rebelión en contra de ella, se levanta una rebelión comprensible. Así pues, la primera cosa que sucede es rebelarse, esta rebelión puede ser tan intensa que uno se desvía de la realidad y mantiene el objeto por una psicosis alucinatoria del deseo. Según Didi-Huberman, Freud en ese momento no encara todavía la posibilidad de que esta rebelión comprensible pueda dar lugar a una realidad nueva, el deseo es productor también de la realidad, yo pienso que la diferencia radica en cuanto es un movimiento regresivo al que Freud se refiere, regresar a lo alucinatorio para conservar el objeto negando la realidad, y un movimiento progresivo al que se refiere Didi-Huberman, el de crear una realidad nueva, a partir de estar presente que la rebelión no hará resucitar el objeto amado, impulsando a revolverse contra ciertas constricciones del mundo. Como dice luego el autor del seminario, hay una polaridad dialéctica entre hundido y sublevado, como la diferencia entre la queja y el presentar una denuncia - como decimos los psicoanalistas la primera cosa para salir de lo traumático es pasar de la objetivación sufrida en la que nos sumerge a una subjetivación por el hacer, gracias a una acción – no es lo mismo clamar, quejarse, que reclamar justicia.
Veamos el empuje pulsional de libertad.
Freud en “Malestar en la cultura” (1930 [1929]), plantea que este empuje de libertad contribuye plenamente a un desarrollo de la cultura. Eso que hierve en una comunidad humana en tanto empuje a la libertad guía la revuelta contra una injusticia y de ahí que contribuya al desarrollo de la cultura.
Las tres hipótesis de Didi-Huberman son, 1- la fuerza de nuestras memorias cuando se ponen a querer, con 2- la fuerza de nuestros deseos cuando ambos se abrazan y 3- la fuerza de las imágenes teniendo como tarea el hacer llamear nuestros deseos a partir de nuestras memorias.
Y nos recuerda que Lacan en su Seminario sobre “La ética del psicoanálisis”, que lo que Freud llama la juventud moral de denuncia política, no se enraíza más que en el deseo mismo.
Quiero recordar que Lacan nos recuerda algo tan fundamental como que una acción, un acto, implica siempre su relación con el deseo que la habita, y también erige el interrogante: ¿habéis actuado conforme al deseo que os habita? Ceder en su deseo es una traición.
Dos nombres de mujer a retener, Julia Kristeva (El porvenir de una revuelta. Ed Seix Barral (1918), La révolte intime, Fayard 81917) y Judith Butler (mecanismos psíquicos del poder, Sujetos de deseo.), ya que han sugerido que no habría sublevación política sin la asunción de una experiencia anterior radical.
Y terminará con el film de Jean Vigo y sus maravillosas escenas de unos niños que se sublevan y leen el texto de su proclamación. 









No hay comentarios:

Publicar un comentario