martes, 18 de octubre de 2011

EN EL HILO...

...DE LA INTRODUCCIÓN DEL SEMINARIO 8 DE J. LACAN "LA TRANSFERENCIA"

Plantear el tema de la transferencia implica señalar primero eso que es único, disparatado y equívoco como propio de la transferencia. 
Por eso el título de esta introducción "En el inicio fue el amor", en el inicio de la experiencia analítica es el amor, con lo que tiene de equívoco, incluso en el inicio del psicoanálisis, en su nacimiento, también hubo una historia de amor, el encuentro de un hombre y una mujer ( Breuer y Anna O.).  
Así que Lacan en esta ocasión elige a Sócrates porque aunque éste dice no saber nada, sí sabe un poco sobre el amor, sobre la relación y los lugares del amante y del amado. 
Sócrates como Freud saben mantenerse en su lugar a pesar de los embates del amor que les es dirigido, esto les hace maestros del pequeño dios del amor Eros, gracias a que su posición es la de prestarse a servir al amor para servirse de él. Es la posición del psicoanalista prestarse al amor de transferencia para servirse de ella en la dirección de la cura analítica.
El encuentro analítico no es el encuentro entre dos sujetos, no es una situación de intersubjetividad, en este sentido podríamos decir que es desigual, y además como dice Lacan, dicho encuentro va a enseñarle al analizante "lo que le falta" y esto lo va a aprender
desde una  posición de amando, por esto puede enunciar que el psicoanalista "no está ahí por el bien del analizante sino para que él ame". 


En el inicio... el amor... para vivir necesitamos el amor, sin él no podemos sostener nuestra existencia, por eso partiendo de esta necesidad general el analista hace una propuesta sin condiciones, prestarse al amor de transferencia, por que es gracias a esta necesidad de amor que cualquier persona puede funcionar en la transferencia.

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